Los hechos narrados a continuación como así también sus protagonistas, son ficticios. Cualquier semejanza a situaciones que puedan haber ocurrido en la vida real es mera coincidencia.
El viento era no muy fresco, aunque algo húmedo y proveniente del Este como es habitual en esas tardes de Marzo en Colonia del Sacramento. El Sol se hacía sentir, lo cual no solo disimulaba la humedad reinante en el aire, sino que creaba la falsa impresión de estar ante una típica tarde de verano, en lugar de aquella nublada mañana de otoño que nos había visto partir horas antes de la ciudad de La Plata. La fuerte bajante del río dificultaba el arribo de las ultimas embarcaciones, las cuales lentamente iban asomando sus proas a través de punta negra para felizmente amarrar en el "Yachting y Pesca". Los siempre amigables pescadores locales saludaban a los veleros desde la escollera de piedras, como si estos despreocupados nautas fuesen parientes cercanos que venían a visitarlos del mas allá. Todo en conjunto creaba una imagen de paz, serenidad y armonía que dejaba a la dura rutina laboral de la semana oculta en algún rincón lejano de la memoria.
Del otro lado de la escollera, las botellas de Pilsen evaporaban su contenido bajo el ritmo de 'Los Pericos' que emanaba de los ya casi fundidos parlantes del cockpit del TERNURA, barco fondeado en puerto desde hacía un par de horas. El volumen (de música y cerveza) iban aumentando a medida que otros barcos se iban acoderando alrededor. Con cada uno de ellos, eran más las botellas abiertas, más los "temas del momento" escuchados, mas fuertes las carcajadas. Si uno hacía la simple suma aritmética de las variables que componían esa ecuación de plenitud y extrapolaba resultados en función del tiempo, no había manera de que la noche que se acercaba no terminara en tragedia..
El dia había comenzado muy temprano, alrededor de las 7 de la mañana, en el Club Regatas La Plata. Destilando vapores de la noche del viernes y con miles de anécdotas de las semana para compartir, los nautas iban lentamente arribando a la amarra.
Arnaldo, capitán del TERNURA, era el mas tempranero de todos. Con una ansiedad que lo caracterizaba siempre llegaba a su barco al alba y se encargaba de que todo estuviese listo para agasajar a sus fieles tripulantes. Si bien por lo general los capitanes de los veleros en los cuales uno acostumbra a correr suelen ser "la voz de la responsabilidad" a bordo, éste no era el caso de nuestro capitán. Arnaldo era por sobre todo amigo mucho antes que propietario/capitán, lo que hacia que cada uno de nosotros apreciara al TERNURA como si fuese propio. Una frase que básicamente solía definir a Capi antes de cada regata era la siguiente: "Muchachos, vale todo menos romper el barco".
El segundo en llegar esa mañana al TERNURA fue Maxi. Chiquito de físico, pero altamente letal, Maxi se caracterizaba por empezar peleas o discusiones en toda clase de ágapes, las cuales siempre requerían intervención de los mas corpulentos del grupo y que indefectiblemente terminaban con algún participante de la gresca (por suerte casi siempre del bando opositor), severamente dañado moral y hasta a veces físicamente. Mas de una vez, gracias a este enano delincuente (él sabe que lo quiero como a un hermano!) el grupo entero había tenido que concurrir "voluntariamente" a alguna seccional de algún país limítrofe para ser "fichado", situación que por motivos de espacio y tiempo no abordare en esta ocasión.
Los hermanos Agarrastegui llegaban también siempre temprano antes de una regata. Ellos casi no dormían. Un par de horas de reposo entre partuza y regata eran siempre suficiente para que estos artífices del Caos estuviesen 0 Km., listos para engendrar otra monumental cagada que de no ser por el hasta ahora inquebrantable código de silencio de la barra, podría mas de una vez haber integrado el libro "Guinness" de los récords.
Uno de los trimmers, Carlitos, llegaba siempre de punta en blanco. Impecablemente vestido, con su flequillo siempre inamovible, me hacía siempre rememorar a la serie "El Santo", en la cual el protagonista Simon Templar (Roger Moore), jamás se despeinaba, ni siquiera después de pelear contra un oso Grizzly o sobrevivir a un terremoto. Carlitos no hablaba demasiado, pero era uno de los pilares fundamentales de este grupo endemoniado. El siempre generaba -al menos ante el sexo opuesto- esa imagen de inocencia mezclada con nobleza, bondad y hasta inseguridad, características todas que lo hacían irresistible ante cualquier elemento femenino. Claro que todo esto era -si bien no en forma intencional- una imagen trucha de lo que sería en verdad una planta carnívora altamente peligrosa, la cual después de varios litros de cerveza, carecía de limites, y era hasta capaz de enhebrarse un canguro hembra al trote.
Rogelio era otro de los amigazos que eran infaltables. Aparte de ser eximio tripulante, y caravanero de alma, era el que proveía al TERNURA de los últimos "hits" musicales. El fue quien me introdujo a The Cure en los 80's, y a DJ Dero, Seb Fontain y otros marcheros mas en los 90's. Un jugador polifacético de toda la cancha, capaz de ponerse el "overall" (lamentablemente ciertos códigos son solo para pocos), o las "bermus y Raybans" dependiendo de la ocasión.
El otro infaltable en las grandes aventuras orientales era Lucio. Este caballero, quien solía aparecer peinado a la gomina en sus noches de soltero, no solo sabía exactamente que frase articular en cada momento de una discusión (con el siempre fin de evitar la violencia), sino que nunca le mermaba a la hora de meter mano cuando las gestiones de paz fracasaban. Su otra característica era una liebre muerta que le colgaba entre las piernas, lo que generaba la envidia de mas de uno de los integrantes del grupo de nautas, y la indefectible rendición incondicional de cualquier mujer con la cual bailara lentos.
El que siempre llegaba tarde era el narigón. Con la excusa de que vivía lejos, el perro se le escapaba, o alguna perra lo había "raptado" la noche anterior, siempre contaba con algún "Habeas Corpus" con el cual intentaba zafar. Sin embargo no había manera de enojarse con el narigón. Sus historias inverosímiles y sus -a veces perversas- imitaciones de personajes o situaciones, hacían que uno se olvidara de todo problema al instante de cruzar dialogo con él.
Quien escribe, uno mas del grupo, me encargaba por lo general de aportar de vez en cuando alguna que otra cajita de Mumm o botella de Gin, y rara vez alguna suerte de cotillón pirotécnico, el cual generalmente nunca funcionaba acorde a las expectativas.
El grupo estaba formado por muchos mas integrantes, los cuales serán protagonistas en futuras anécdotas de esta bitácora. Algunos se comprometían a correr en otras embarcaciones, otros eran propietarios de barcos. Lo importante era que una vez en tierra, todos integraban un mismo ejercito de amigos inseparables, dispuestos a divertirse y a premeditar con alevosía la próxima catástrofe nocturna.
El TERNURA era un barcazo. Nunca nos defraudaba. Construido en Aluminio, tenía la rigidez necesaria para soportar a la barra y a cualquier Pampero o Sudestada. También generaba ese sonido único al golpear el techo interior de su cabina, condición fundamental a la hora de acompañar el Tutá-Tutá una vez arribado a puerto (otra vez esos códigos..).
Esa mañana a eso de las ocho (la largada a Colonia era a las nueve), y ya a la altura de los Astilleros Rio Santiago, una serie de miradas cómplices entre los muchachos, daban indicio a que ya era hora de abrir el bar. El primer Gin Tonic salio livianito. Era norma del grupo tratar de correr seriamente, casi a nivel profesional, con lo cual la primer ronda de tragos llevaba mucho hielo, 70% de Cunnington y solo 30% de Tankeray (no siempre teníamos el privilegio de beber importado). Un aspecto que creo vale la pena aclarar antes que los lectores arriven a conclusiones erróneas, es que jamás antes o durante una regata, se superó la proporción de 40% de Gin en ninguna clase de bebida servida en esta noble embarcación. La seguridad y la prudencia siempre primaron por sobre todo en este grupo de jóvenes deportistas, amantes de la naturaleza y toda forma de vida. Claro que la situación mutaba en forma cuasi-Kafkiana una vez arribado a puerto. Ahí ya los limites eran mas difusos, las definiciones sujetas a distintas interpretaciones filosóficas, la responsabilidad y la razón eran reemplazadas por la suerte y el deseo pasional...en síntesis, la anarquía se apoderaba del grupo y solo el Todopoderoso sabia en que terminaría esa hasta ahí, justa deportiva sin igual.
Lo atípico de ese Sábado, y lo que por cierto generó cierta curiosidad en la barra, era la cantidad de gente y adornos que había en todo el pueblo. Distintas clases de ornamentas, arreglos florales y escarapelas gigantes con los colores orientales se hacían presente en cada casa o negocio a lo largo de la avenida principal.
Aparentemente, uno de los candidatos a la vicepresidencia de Uruguay, Wilson Ferreira Aldunate, estaba de gira por Colonia ese dia y daba su discurso presidencial esa misma noche. Dichoso este grupo de jóvenes intelectuales rioplatenses, quienes tendrían la oportunidad de escuchar en vivo y en directo a quien meses después podria ser el vicepresidente de la Republica Oriental del Uruguay. Eso de por si, era merecedor de otro brindis! La parte menos 'intelectual' del grupo, la cual seguía consumiendo cantidades obscenas de etil en el Colonial, en realidad no le importaba si el que iba a hablar era Wilson, Spalding, Le Coq Sportif o Pipo Mancera. Lo que si de a poco habían percibido, era que que la situación festiva socio-política que estaba viviendo la ciudad ofrecía un abanico de infinitas posibilidades para sentar precedente con alguna megacagada a realizar una vez entrada la noche. Por supuesto que aún faltaba regresar al barco para agotar las reservas etílicas, ponerse cucú-pipí, espantar el olor a muerto con un poco de Drakkar Noir y esperar lo inesperado.La noche se hizo presente felizmente después de numerosas Norteñas que reemplazaron a las Pilsen, incontables vasos de Mumm e infinitos Gin tonics. Oídos que explotaban por el alto volumen musical, una cabina del TERNURA abollada por los golpes de los 'ya enajenados' tripulantes quienes se empecinaban por seguir arrítmicamente el ritmo de los "Auténticos decadentes", y unos pocos nunca faltantes amateurs que quedaron "for file" en la cucheta (el TERNURA siempre se caracterizó por llevar 'extranjeros' quienes aplicaban a la ciudadanía platense y rendian examen final en Marzo. La mayoria de ellos aplazaba..), marcaban que la hora de "arrancar" había llegado.
Después de la religiosa cena en un restaurante céntrico, la cual culminaría súbitamente antes de llegar a los postres luego de que a un caballero moderadamente calvo quien degustaba unas pamplonas en la mesa vecina le explotara un "choto asado" en la frente (hasta el dia de hoy no se sabe quien lo arrojó..), la barra pagó -parcialmente- la cuenta y velozmente se dirigió de nuevo a El Colonial en donde lo inesperado, lo inimaginable, lo ficticio, se convertiría en algo que 25 años mas tarde aun perdura en la memoria de quienes tuvimos el privilegio de estar presentes esa noche en Colonia.La tradicional confitería 'El Colonial' estaba -y digo estaba porque no he regresado a Colonia recientemente- situada en la esquina de la avenida Gral. Flores y una callejuela de piedras que bajaba con una pendiente moderada hasta terminar en una barranca sobre la bahía. En dicha barranca, zona oscura, carente de iluminación, estaba la nueva sucursal de otro tradicional boliche nocturno local, Chez Moi, punto final obligado de la noche coloniense. Volviendo a la esquina de esa callejuela con la avenida Flores, cuesta arriba, enfrente al Colonial y para sorpresa de la barra, se encontraba amuchada poco mas de un centenar de personas quienes escuchaban al candidato político disertar sobre la economía de mercado, la centralización y otras yerbas. Wilson Ferreira estaba rodeado por quien creo sería el intendente de Colonia, y algún otro miembro del partido político. Un par de cocodrilos coquetos-100% pagos- se encontraban cerquita a la gente importante y aplaudían cada tanto a quien seguramente las había adornado previamente.
Para poder transmitir su mensaje al publico, el candidato estaba subido a un carretón de madera provisto de cuatro ruedas, de esos que se usan para transportar animales o materiales. El carro tenia barandas de madera alrededor que estaban decoradas con plantas y escarapelas gigantes, una lanza de hierro para ser transportado a remolque por otro vehículo, y no mucho mas. Para evitar que se desplazara cuesta abajo, las ruedas del carro habían sido trabadas con alambre de fardo enrollado alrededor de ellas y el chásis. Creo que no es necesario ser ingeniero de la NASA para al menos empezar a esbozar una idea de lo que se avecinaba..
Mi recuerdo del discurso de Wilson es vago y carece de detalles, a excepción del momento en que un argentino amigo lo interrumpió increpándolo acerca de los 30.000 desparecidos. Recuerdo a la perfección como Wilson interrumpió su oración por la mitad y luego de un par de segundos de silencio total y con cara desencajada le respondió "eso es en Argentina, bo!!!!, dejate de pavadas..."Eran ya cerca de las 2 de la madrugada. Ya no había simpatizantes políticos, Wilson se había retirado a sus cuarteles en Montevideo, los niveles alcoholicos en la barra habían adquirido proporciones tóxicas, el clima era perfecto....ah, una cosa mas: Se habían olvidado el carro de Wilson en la esquina! A partir de ese momento todo se precipitó con una mecánica digna de un episodio de 'misión imposible'. Mientras 4 personajes abordaban el carro, otros tantos sacaban el alambre de las ruedas, y un par manipuleaba la lanza orientando el carro cuesta abajo rumbo a Chez Moi. El móvil comenzó a tomar velocidad y los que al principio se apuraban a subir, minutos mas tarde se desesperaban por querer bajar. Yo estaba arriba, y junto con el mayor de los hermanos Agarrastegui saltamos sobre la lanza, la cual había quedado en la parte trasera apuntando cuesta arriba, sacando chispas cada vez que golpeaba contra el asfalto (puede que lo de las chispas haya sido imaginación). Con golpes de cuerpo intentábamos desesperadamente timonear el carromato que inexorablemente aceleraba cuesta abajo. -"saltá hermano, salvate vos!" exclamo mi compañero totalmente enajenado y con voz de grapa, cual héroe de película de Hollywood dispuesto a dar la vida por su amigo. Atrás, entre la oscuridad se podían divisar a los demás que habían logrado saltar, tirados en el pavimento. Maxi, Lucio, el menor de los Agarrastegui y muchos otros, todos tratando de incorporarse. No recuerdo mucho más salvo que segundos después yo también me encontraba sobre el asfalto, viendo como el carro con el amigo Agarrastegui sobre su lanza, se precipitaba barranca abajo y desaparecia en las oscuras aguas de la bahia. Entre tanto la gente salía descontrolada de Chez Moi a ver la catástrofe. Se oian voces vagamente familiares decir cosas como "esos chiquilines estan reborrachos! Se han robado el carro e' Wilson bo! ", o "Ta, que estos botijas se han desguampado contra el Vitumen".
Fue la última vez que vimos a Rómulo Agarrastegui. Recuerdo el dia siguiente, durante la misa del Domingo, llorar a mares, no solo por él sino también por las limaduras que todos teníamos debido a la caída y roces contra el asfalto. Un tema aparte eran las cefaleas y nauseas, seguramente debidas al mal estado del agua con el que habian congelado el hielo que usamos para los tragos. Ese Domingo, depués de la sencilla ceremonia en la parroquia del padre Washington Gutierrez, el TERNURA emprendía su regreso a la ciudad de los Tilos. Con un Norte suave que apenas acariciaba sus velas, una tripulación en su mayoria herida y triste, y cantidades industriales de Yogurt Conaprole sabor a durazno, la barca timoneada por los "amateurs" que la noche anterior habian permanecido en sus cuchetas, ponía proa al Sur; solo que esta vez con una importante baja en su tripulación.
Años mas tarde, alguien dijo haber visto al mayor de los Agarrastegui pululando en Brasil. Otros créen haberlo visto por el barrio de Almagro. Mitos populares, seguramente inventados por aquellos que desean que aquel grande aun esté entre nosotros.Rómulo Agarrastegui, siempre estarás presente en nuestros corazones, en nuestros recuerdos, en la memoria del TERNURA. Los que estuvimos presentes aquella mágica noche oriental, jamás olvidaremos tu valentía y arrojo.
Pejerrey López, Marzo de 2009.
5 comentarios:
Impresionante relato! Me emocionó hasta las lagrimas (de risa!)
Me parece reconocer entre los personajes, algunos de la vida real, como los hermanos de apellido vasco, pero como bien dice el autor, es pura coicidencia.
Andy
Oski sos un groso ! me encantaron las historias
abrazo
Cruz
me hiciste recagar de la risa, ademas de recordar gratos momentos:
aunque la frase era: "muchachos, que sirva para otra regata...."
un abrazo
arnaldo, capitan del TERNURA
Todavia lloro de la risa!!! Tengo el recuerdo y el estruendo de la carreta al golpear contra la pared de la costanera. Que manera de correr esa noche!!!
Me gusto mucho. Esta muy bien narrado, aunque parece que el cuento esta basado en un hecho real que revivió el autor. Muy bueno Oski
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