La primavera se habia hecho presente con la propia fuerza de un huracán. Setiembre era definitivamente el mejor mes para estar en La Plata, sobretodo si uno pertenecía a esa especie de elite llamada juventud. El clima era perfecto: entre 23 y 26 grados centígrados de temperatura, no muy húmedo, y con ese aroma proveniente de los Tilos que acariciaba los pulmones por dentro. Quienes trabajaban aun no entraban en la vorágine de fin de año, y aquellos que estudiaban recién empezaban a planear las materias a rendir en la Facultad. No importaba si uno era local o no. La primavera en Silver Town te convertía en platense por decreto.
Para aquellos que teníamos la suerte de navegar, la estación nos favorecía por partida doble. No solo gozábamos de la ciudad propiamente dicha y sus encantos, sino que contábamos con la ventaja de poder huir de la jungla de cemento para encontrarnos con la paz del Río. Las alternativas oscilaban entre fondear en Río Santiago a tomar mates con amigos (por cierto también la más económica de las opciones), salir al Río de La Plata a navegar y/o entrenar ya sea con las clases de orza del momento o barcos de formula, o directamente ausentarse a Colonia o Riachuelo (R.O.U.) por un par de días con el simple fin de recargar las baterías. Si bien este abanico de opciones se repetía en forma rutinaria cada año para la misma época, 1986 venia con bonus: EL COMETA HALLEY SE ESTABA ACERCANDO A LA TIERRA.
El cometa Halley lleva su nombre en honor a su descubridor, Edmond G. Halley, quien fue el primero en sugerir que los cometas son un fenómeno natural del sistema solar, que orbitan alrededor del sol. Halley sugirió que entre estos astros, habia uno que era un visitante regular, que regresaba cada 76 años, y era el mismo que se habia visto desde 240 AC, muy particularmente durante 1531, 1606, y 1682. Este ultimo año, Halley predijo que el cometa regresaría en 1758 y, por supuesto, el mismo regreso en Marzo de 1759. En 1910, el cometa Halley hizo una aparición particularmente brillante y entre otras cosas, fue excusa de romances fugaces, ataques de histeria y hasta suicidios, al creer la gente de esa época que el fin del mundo se avecinaba, producto de la inminente colisión de nuestro querido planeta con la candente bola gigante.
Quienes no creíamos en brujas, pero advertíamos que la historia del Halley, bien empleada podría ser redituable, rápidamente invertimos cierto tiempo en ahondar en este fenómeno interplanetario. Hoy resulta sumamente fácil buscar en Internet información; no lo era tanto en aquella época, en la cual habia que recurrir a libros de texto y charlas de bar. Por suerte, con solo merodear por un par de librerías locales, logramos tener acceso a fuentes bibliograficas que fueron de gran utilidad para nuestra futura labor. Por solo citar un ejemplo, una de las primeras historias que llamó nuestra atención, fue saber que Mark Twain, el famoso escritor estadounidense, habia nacido Noviembre 30, 1835, dos semanas después de que el cometa transitara cerca de nuestro planeta tierra. Durante toda su vida, el autor repitió incesantemente que iba a ser una gran desilusión haber venido a este mundo con el Halley y no irse del mismo con él. Twain murió el 21 de Abril de 1910, el día siguiente al que el cometa pasó nuevamente cerca de nuestro planeta azul...Que podía tener de interesante esto? Absolutamente nada! Sobre todo si uno lo pensaba en el plano de los mortales problemas cotidianos. Pero casi con certeza habría mas de una joven adolescente con aires de astrónoma/astróloga (porque a esa edad, sólo pocos reconocen la diferencia..) a quien le interesaría salir a "estudiar la orbita del cometa" al Río con un par de "astrónomos científicos del Observatorio local". Por supuesto que la excursión debería ser nocturna (el cometa de dia apenas se ve..), y como la hora (y es mas, la fecha!) de aparición del mismo era incierto (al menos para este cónclave de pseudoastronomos farsantes), la situación nos obligaba a salir con nuestras "alumnas" varias noches hasta que el Halley se hiciera presente. La idea rápidamente se hizo popular entre algunos de nosotros, y las "naves laboratorio" (un H20, un Trotter Pandora y un D'angelo 30, cuyos nombres quedaran ocultos en el anonimato por razones obvias), eran decoradas acorde a cada situación particular la misma tarde previa a cada "exploración fin del mundo". La decoración en cuestión no era mas ni menos que un par de largavistas de cuando mi abuelo solía visitar el Hipódromo local, un Atlas con fotos de planetas, el libro de geografía del Nacio, Alemán y López-Raffo, y varias botellas de Gin, Vodka, Cerveza, vinos de variados tonos y por supuesto, Champagne.
La propaganda del evento se hacia mediante diálogos informales (totalmente improvisados) en la barra de algún boliche nocturno local, justo en el momento en que algún grupete de "carozos" se hacia presente. Uno de los boliches era particularmente productivo, puesto que un gran amigo era el Barman y nos ayudaba dándonos el pie.
- Chicos, como viene la expedición Halley?- preguntaba Gustavo (mas conocido como el Negro) detrás de la barra.
-Muy bien- contestaba uno de nosotros- Ya esta entrando en orbita con alfa Centauro, dejando a Osiris en su estela y Capricornio alineado con uno de los satélites de Saturno..
Frases como estas se repetían infinitamente, hasta que de vez en cuando alguna joven preguntaba algo como..
- Uds. son astrónomos? Es cierto lo del Halley?Una vez que tomaban la carnada, era solo cuestión de invitar unos tragos, y casi como desinteresadamente seguir inventando teorías acerca de porque este podría llegar a ser el fin del mundo. Lo demás era cuesta abajo. Un par de teléfonos, llamadas durante la semana para arreglar la hora de la expedición, etc., etc.
La primer partida fue un Jueves por la noche, y por supuesto que no terminó de acuerdo a lo planeado. La tarde estaba nublada, y una de las invitadas empezó a desconfiar de si realmente la expedicion poseia la seriedad que habia sido prometida de antemano. En ese mismo instante, y como para cortar el hielo, el tano, quien se caracterizaba por "no dar puntada sin hilo", solo a los 20 minutos de haber zarpado en el barco, y con 5 Gin tonics arriba, le propuso a su "alumna" que debido a la nubosidad en aumento, la única posibilidad de ver el cometa era acostándose en el triangulo de proa, con la luz apagada, y el tambucho abierto..Si bien al principio la joven con futuro de astronauta accedió, los epítetos emitidos minutos mas tarde provenientes de proa daban a entender que la expedición era un fracaso total. Por supuesto que el plan B (en caso de que ocurriera precisamente esto) que constaba en desconectar uno de los bornes de la batería y acusar motor roto, tampoco llego a buen destino, así que la primer expedición termino siendo un fiasco. Al menos tomamos unas copas entre amigos en el Río, mero hecho que por cierto generaría la envidia de mas de un mortal terrestre. Con el tiempo, si bien algunas expediciones resultaron mas fructíferas que otras, nunca terminamos de saber realmente si el Halley paso o no cerca de nuestra bendita ciudad.
"Chicas mirando el Halley" por Cruz Gonzalez Smith
Años mas tarde, y por mera casualidad, me llegaron ecos de que una de las tripulantes de aquellas expediciones habia decidido dedicarse a la astronomía, y es hoy en dia una científica mundialmente reconocida en el tema de calentamiento global. Es realmente regocijante enterarse que este grupo de jóvenes inquietos -aunque no adrede- haya contribuido a la formación del semillero científico argentino.
Omar Saturno, Febrero 20 de 2010
4 comentarios:
Grande Galileo!!!
Que sigan los relatos.
VT.
Descripcion exacta de aquellas salidas increibles.
Cuando vuelve el cometa???
podremos esta vez mojar la chaucha.
Abrazo hermano querido.
Vasco
Hola,
Me gustaria saber de quien es y como se llama la primera imágen con la que comienzas el relato. Muchas gracias
Valeria
Valeria,
la verdad es que no se. Baje esa foto de internet hace tiempo, porque me parecio hermosa. La he buscado varias veces para saber de quien es, sin suerte. Si sabes, por favor comunicamelo.
Gracias
OC
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